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Ayuno Solidario: Quiero hacer el bien con mi vida restaurada

admin
martes 20 de febrero - 2018

¿Por qué restaurar vidas?

Actualmente, nos vemos expuestos a diversas formas de violencia que perjudican el normal desarrollo propio y de nuestros seres queridos en la sociedad, pues a veces nos movemos con temor dentro de espacios que en otros momentos eran seguros. Así, la validación de la violencia como forma de conseguir metas o de posicionarse dentro de un entrono causan grandes daños y pérdidas irreparables en la vida de cada uno de los integrantes de nuestra sociedad.

Actualmente, nos vemos expuestos a diversas formas de violencia que perjudican el normal desarrollo propio y de nuestros seres queridos en la sociedad, pues a veces nos movemos con temor dentro de espacios que en otros momentos eran seguros. Así, la validación de la violencia como forma de conseguir metas o de posicionarse dentro de un entrono causan grandes daños y pérdidas irreparables en la vida de cada uno de los integrantes de nuestra sociedad.

 

 

Por cada niño violentado, una estrella se apaga

La situación se vuelve compleja cuando ampliamos el foco en la infancia, segmento de la sociedad que históricamente se ha visto relegada a una categoría inferior en comparación con los adultos. Asimismo, la percepción de personas incompletas, que aún no pueden ser como los adultos o que no se dan cuenta de lo que pasa, causan hoy en día un grave error en su incorporación a la sociedad y a la visibilización de las principales problemáticas que les afectan.

Muchos niños y niñas hoy son abandonados, maltratados y hasta asesinados en manos de los adultos que debieron entregarles protección. Recordemos que, por cada niño violentado, una estrella se apaga; una estrella que nos iba a ayudar a encontrar caminos asombrosos hacia el bienestar de nuestra sociedad.

Pese a todo, reconocer la presencia de una sociedad que debe dar una mirada más tierna, cariñosa y restaurada con la infancia es posible; todos aportamos de alguna u otra forma para lograrlo.

 

¿Qué hacer?

Posicionar a los niños en un espacio libre de violencia es responsabilidad de varios actores; estado, comunidades, escuela, familia, entre otros. Sin embargo, como siempre es necesario “partir por casa”, es útil tener en consideración que:

1.- Las emociones de los niños son tan válidas como las de los adultos: el que sean pequeños y a veces aún no logren encontrar las palabras para expresar lo que sienten se constituye en un problema, pues no resulta fácil entenderlos. Sin embargo, de igual modo se frustran, sienten pena, se alegran o sienten dolor emocional cuando atraviesan por periodos de su vida difíciles. Desde fuera vemos niños irritables, agresivos, que hacen pataletas; sin embargo, dentro de cada uno hay un mundo por conocer y validar.

2.- Los niños no son personas incompletas: se ha pensado que por no ser adultos no están completos. Niños y niñas están completos, son niños, por lo que no necesitan de un par de años más para ser incluidos en su entorno social.

3.- El maltrato nunca será una forma efectiva de educar a los niños: sólo ocasiona que su autoestima disminuya, que deseen imperiosamente arrancar de su casa en busca de aceptación y cariño. En casos graves, sólo conduce a que quieran desaparecer del mundo intentando algunos niños y adolescentes quitarse la vida. La verdadera disciplina se logra con amor, respeto, confianza y comunicación; todos hemos venido a aprender, nadie espera que como padres seamos perfectos, sino que demos lo mejor de nosotros para el bien de los niños.

4.- Un niño amado está preparado para amarse y amar sin condiciones: a quien se le hizo ver su valor personal le resulta sencillo advertir señales de malos tratos ejercidos por terceros, reconoce a sus figuras de protección y confía en ellas. Además, tiene confianza en si mismo y en sus capacidades, pues humildemente aprendió que su valor personal se mide por sus valores y cualidades, no por sus accesorios materiales. De la misma forma aprende a valorar a quienes lo acompañan en el viaje de su vida.

 

Vidas restauradas

La vida quebrantada de muchos niños no debe convertirse en un problema estacional al que dar atención y luego pasar de prioridad, debe ser un esfuerzo que diariamente todos hacemos para restaurar muchas vidas que, pese a sus pocos años, han tenido que vivir sufrimientos que probablemente como adultos desconocemos completamente.

En World Vision apostamos por una niñez tiernamente protegida, pese a que ello implique encontrarse tristemente con pequeñas vidas rotas, pues acogerlas y cuidarlas es una inversión a corto y largo plazo SIEMPRE. Recordemos que una vida restaurada quiere aportar a la sociedad, quiere hacer el bien, quiere esforzarse para ayudar a otros y se esmera por ser feliz, porque sabe que lo merece.

 

 

Un abrazo afectuoso,

Jorge Escudero Bello