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5 señales de que no estás escuchando a tus hijos e hijas

World Vision Chile
lunes 28 de junio - 2021

Hay niños y niñas que son tímidos y callados. Otros, no paran de hablar hasta que se duermen. Sea cual sea el caso, ellos y ellas tienen algo que decir y es importante que, como padres, pongamos atención para apoyar un sano desarrollo socio emocional.

¿Estamos realmente escuchando lo que nos quieren decir?

Sea como sea que se comuniquen los niños, niñas y jóvenes –hay que tener en cuenta también el lenguaje no verbal –como padres debemos estar atentos a sus necesidades y eso, muchas veces, se traduce en observar detenidamente, sentarse en un lugar tranquilo y conversar. A través de este tipo de instancias, estamos abriendo un camino para entender sus emociones, ser capaces de responder de manera empática a todos sus sentimientos (desde la alegría, hasta la rabia, la frustración y la pena), y entregarles herramientas para manejar de la mejor manera las situaciones que están viviendo. 

En la tercera encuesta de World Vision Chile “Los niños también votan”, realizada en 2020, un 32% de los NNA encuestados entre 6 y 13 años y un 36% de los jóvenes de 14 a 17 años manifestaron que querían que los escucharan más.

5 señales de que no estás escuchando a tus hijos e hijas

5 razones por las que nadie te hace caso: ¡no estás escuchando!

Algunas señales que puedes ver en tus hijos si es que no existen espacios adecuados de conversación, son: 

  1. Ya no se hacen preguntas y dejan de ser curiosos

  2. Están irritables y tratan de llamar la atención de manera negativa

  3. Son poco resilientes y se frustran rápidamente

  4. Cambian su comportamiento

Por ello, de vez en cuando vale la pena hacer una autoevaluación, repasar los conceptos básicos y ver en qué podemos mejorar. ¿Estás creando espacios que favorecen el diálogo?

  1. Hablas demasiado: La primera regla de oro es no interrumpir. Menos, es más. Sobre todo cuando el niño o niña es más pequeño, hablarles de manera clara y precisa para que retenga las instrucciones y entienda las conversaciones sobre un determinado comportamiento. 

  2. Resuelves sus problemas: cada vez que inicias una conversación, te precipitas para encontrar solución a los problemas de tus hijos. Prueba preguntándoles si necesitan ayuda para resolver un conflicto o bien, enséñales a tomar sus propias decisiones

  3. Nadie te escucha: es importante escoger momentos y lugares donde el niño o niña pueda poner atención e intención en la conversación. Lo mismo ocurre a la inversa. Si bien nosotros los adultos somos capaces de escuchar lo que nos dicen mientras hacemos algo más, mantener un momento cara a cara es fundamental para que ellos entiendan y reconozcan que se les está escuchando.

  4. Demasiado rígido o demasiado blando: hay que saber llegar a un punto intermedio. Para conversar con los niños (al darles una instrucción, por ejemplo), hay que hablar con la voz firme, pero siendo amables. Nadie quiere escuchar diez veces “Haz esto por favor, por favor, por favor mi amor”, ni tampoco “¡Ordena ahora ya!”. En ambos casos, con el tiempo, el niño dejará de escuchar.

  5. Ser consecuente: uno de los pilares de la crianza es la consecuencia entre lo que se dice y lo que se hace. Los niños aprenden del ejemplo y si nos ven haciendo algo contrario a lo que predicamos, les vamos a generar una confusión. Por otra parte, si les pedimos que hagan algo (como ordenar), necesitamos asegurarnos que la acción se cumpla. De lo contrario, les estaremos enseñando a no hacernos caso (“No importa que no ordene, porque mi mamá siempre lo hace ella al final”).

Clases a distancia

Tus hijos tienen algo que decir, ¡escúchalos!

  • Crea espacios de diálogo: si ves que tu hija o hijo quiere conversar, se nota que tuvo un problema o había una actividad en el colegio, crea un momento y un lugar especial y tranquilo para conversar donde se sienta seguro. ¡No olvides dejar de lado tu celular! La escucha debe ser con todo el cuerpo.

  • Reconoce todos los sentimientos: los niños y niñas deben aprender a identificar qué es lo que sienten y, de acuerdo a eso, tomar las decisiones que mejor resuelvan ciertas situaciones. Es importante no desestimar la rabia o la pena (“Mi amor, eso no es nada, no llores”, por ejemplo), sino validarla y luego enseñarles a administrarla de la mejor manera posible. 

  • No interrumpas: puede sonar obvio, pero al igual que los adultos, las niñas y niños aprecian cuando se les deja terminar la oración, aunque estén ocupando palabras incorrectas. No los critiques ni los culpes: la idea es explicar con empatía y, también, aprovechar de autorregular las emociones propias. 

  • Préstale tus palabras: ser empático y ponerse en el lugar de los niños y niñas es clave en este punto. Como ellos no siempre saben cómo expresar lo que quieren decir, podemos guiar la conversación como “¿Sentiste que la actitud de tu amigo fue injusta porque era tu turno de usar la pelota?” o “¿Te sientes feliz porque te eligieron mejor compañero?”. Sin forzar, siempre escuchando.

  • Usa lenguaje sencillo: no necesitamos grandes términos para hablar con nuestros hijos e hijas. Por eso, ponerse a su nivel y usar palabras que ellos puedan entender de acuerdo a su edad, es fundamental. 

  • Repite lo que te dicen: una forma para que tu hijo o hija entienda que le estás poniendo atención, es repetir lo que dijeron: “Entiendo que estás triste porque tu hermano te quitó el libro que estabas leyendo”. Así, les estamos dando a entender que sus emociones son importantes para nosotros.

  • Trabaja en equipo: no siempre tienen que estar de acuerdo. Lo importante es empatizar y ponerse en el lugar del otro. Resuelvan los problemas en conjunto, creando un espacio seguro donde se sientan cómodos.

Recuerda, la comunicación es la clave para la armonía familiar. Crea espacios que fomenten el diálogo y, aunque a veces cueste, escucha: tus hijos siempre tendrán algo que contar. ¡Te puedes sorprender! 

Mira aquí los resultados de la tercera encuesta “Los niños también votan” para enterarte qué piensan los niños de Chile sobre la toma de decisiones. Tal vez, pueda ser un buen punto de partida para conversar con tus hijos e hijas. 

Nueva llamada a la acción